Mientras escribo estas líneas, apenas quedan cinco horas para que acabe 2017. Y claro, es el momento típico de recordar todo lo vivido durante estos 365 días y plantear nuevos retos con los que encarar 2018. Pues va a ser que no.
Querida personita que me lees, utiliza estas últimas horas del año para otras cosas más provechosas. Tendrás más éxito viendo un capítulo de esa nueva serie que te has descargado o acicalándote para la fiesta de Nochevieja, que haciendo propósito de dejar de fumar, adelgazar, salir a correr, aprender Inglés, etecé, etecé, etecé.
Muchos deseos los lanzamos al aire como escupimos cáscaras de pipas al comerlas. Y es precisamente porque los lanzamos al aire que los deseos se disuelven en él, de manera que los perdemos. No llegamos ni a intentar cumplirlos. Nos quedamos en el mero pensamiento. Y así no concretamos nada. En vez de propósitos de año nuevo, creamos despropósitos de año nuevo.
Muchas cosas suceden porque queremos que sucedan. Dedicamos mucho tiempo a pensarlas y a prepararlas, muchas veces de forma inconsciente e interrumpida. Nos pasan cosas que no nos gustan y queremos corregir, se nos ocurren ideas que descartamos por no creer en su valor, nos dan consejos que ignoramos por innecesarios. Pues todo lo que te pasa por tu vida, en mayor o menor medida, queda en tí, y tu cerebro las rumia sin que tu te des cuenta.
Alguien me contó una vez que un buen día se despertó, abrió los ojos, vio a quien dormía a su lado y en ese momento decidió que no quería seguir más junto a aquella persona. Cuando la otra persona abrió los ojos, le pidió terminar la relación. Aunque contado así no lo parezca, este hecho no fue una decisión caprichosa. Venía de mucho tiempo atrás. Lo había pensado mucho. Muchas cosas habían pasado hasta entonces con su pareja para que amaneciera con esa decisión. Lo que pasó esa mañana, es que tras mucho tiempo dándole vueltas, por fin decidió dar paso a la acción.
Así que no. No lo hagas ahora. Es momento para otras cosas mejores. Pero cuando puedas, intenta sacar tiempo para escucharte a ti mismo y encontrar esos mensajes o ideas recurrentes que te vienen de vez en cuando, ¡que ya conoces! Intenta plasmarlas por escrito y dales forma. Si es posible cuéntale a a otras personas tus propósitos. Ya verás como estarás listo para empezar a cumplirlo e intentarlo. Y ante todo, no temas. Que luego te sale algún problema, pues nada, conforme venga se acepta, se busca solución y si no la hay pues a otra cosa.
Yo ya tengo mis propósitos listos para 2018, o casi. Uno es aumentar mi grado de cumplimiento con respecto a mi decálogo personal (lo tengo puesto en la pared de mi escritorio hace ya unos 4 años). Y el otro… aún estoy entre dos… pero en unos días mi consciencia me lo dirá y yo se lo diré a alguien.
Mis mejores deseos para ti y tus propósitos en este 2018 que comienza.
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